Antes que nada, tengo que anunciar una cosa. ¡A la mierda el inglés! Voy a escribir el blog en "cristiano" y el que no sepa leerlo, que aprenda que por algo es el tercer idioma más hablado en el mundo. Claro que el primero es el chino...
Bueno, pues el fin de semana pasado cuatro españolitos (un salmantino, un burgalés, un cordobés y un murciano... vaya combinación) nos embarcamos en un viaje medio improvisado a la segunda ciudad más grande de Inglaterra: Birmingham. Sábado y domingo con una mochila, con apenas un billete de bus y una reserva en un hostal baratero.
Capítulo 1: En busca de La Calle de la LecheNada más desembarcar nos pusimos a buscar el hostal para dejar los bártulos. Nuestra única referencia de él es que estaba situado en Milk Street, es decir, La Calle de la Leche (¿q

uién coño le pondría ese nombre?) pero ni aparecía en el mapa ni la conocía ni Cristo.
Estuvimos una hora recorriendo el centro en busca de la puta calle láctea pero ni rastro. Un taxista nos indicó en una dirección pero luego una señal apuntaba justo en la dirección contrario. Un cachondeo: pero de paso apreovechamos para echar un primer vistazo a la ciudad.
Lo que más destaca de ella, por más triste que parezca decirlo, es su centro comercial: Bullring. Según dicen,
es el centro comercial más grande de Europa. Dato que no te extraña al ver esas tres gigantescas naves hipermodernas plagadas de tiendas y abarrotadas de gente. El márketing y el consumismo se palpa en el ambiente de una forma abrumadora. Y por si no tienes suficiente con el Bullring, en una explanada cercana tienes dos mercadillos más y en el casco histórico los tradicionales puestos navideños - también hasta arriba de gente.

La ciudad en general es una extraña mezcla de modernismo (con el Bullring a la cabeza) y antigüedad, con iglesias y mausoleos de cierto interés -tampoco demasiado. Quizá si por algo destaca es por su mezcla de razas y etnias.
En Birmingham puedes encontrar chinos, japoneses, indios, pakistaníes, latinos o germanos casi en la misma cantidad que ingleses. Por eso que la ciudad tiene barrios "étnicos" (que no guetos) como esa especie de mini-Chinatown. Donde por cierto nos hinchamos a comer el domingo en buffet-libre de comida china por sólo 5 pounds. Pero no adelantemos acontecimientos...
Al

fin encontramos la dichosa Calle de la Leche. El hostal fue mejor de lo que nos esperábamos, todo hay que decirlo. Camas cómodas, mantas, calefacción e higiene mínima. Estábamos agotados y
nos esperaba una larga e intensa noche de desmadre en Birmigham así que lo mejor era echarse una pequeña siesta (ver foto). Eso sí, no tardaríamos con toparnos con rockeros con balas en el cinturón, calamares de peluche colgados por las paredes y una prohibición de beber en las habitaciones !! Todo eso será en los próximos capítulos, pero sólo os adelanto que la prohibición por supuesto nos la saltamos...
Continuará...